Palabra japonesa compuesta, "netori" significa literalmente “apropiarse (de alguien) para tener sexo”. Al igual que sucede en la vida real, el amor en una pareja formal no siempre es algo de a dos, y los terceros en discordia están a la orden del día. En series que utilizan como recurso las relaciones de estilo netori, el protagonista tiene una fijación sexual por una persona que ya tiene un compañero estable. La cuestión se pone interesante al momento que el objeto de deseo se resiste desde el primer abordaje. Insistencia va, insistencia viene, el interesado logrará no solo obtener lo que quiere —y repetirlo— sino también lograr que su contraparte le encuentre el gustito, y puede que deje su relación original por esta nueva. Al igual que el Netorare, el Netori utiliza las siglas NTR como forma abreviada. Parecidas en sonido, ambas palabras distan bastante en concepto: cuando hablamos de Netorare, por lo general, la trama gira alrededor de una pareja en la cual ella no se encuentra bien atendida por un marido o novio negligente, con bajos apetitos sexuales o que da más importancia al trabajo u otras cosas. Aprovechando este escenario, un hombre —con la particularidad de ser mala gente— intentará por cualquier medio y aún por la violencia el acostarse con la dama en apuros. El resultado es una relación nefasta entre un esposo que acaba humillado, una mujer chantajeada, y un perpetrador con moralidad nula. Si bien el Netori es un triángulo que puede expandirse según la historia, no tiene necesariamente como fundamento ni la falta de atención ni tampoco busca la humillación del traicionado. Aquí pueden ser “cuernos” simples y llanos porque la chica o chico le gustó, y punto. El condimento principal de esta infidelidad es la negación inicial de la contraparte, y su posterior aceptación; pero, nada más… ¿o sí?

El incesto es un elemento bastante común en los anime Hentai. Hermanos y hermanas, padres con sus vástagos, primos, etcétera. El Netori no se halla ajeno a esto, traspasando las fronteras de las relaciones más normales para irse al terreno de la perversión. Un ejemplo sería Yokorenbo: Immoral Mother, historia de dos capítulos en la cual una madre insatisfecha acude a su hijo para recibir el cariño que su esposo no le brinda. Luego de la insistencia, la necesitada señora logrará su cometido, además de incitar al muchacho a tener relaciones con su hermana. Otro ejemplo sería la historia Aniyome, en donde los cuñados toman la posta. El protagonista Takashi vivió toda su existencia bajo la sombra de su espectacular y atlético hermano, Satoshi. Sin sufrir mucho por esta situación, Takashi cae en la cuenta que lo único que realmente envidia a su pariente es la preciosa mujer que tiene. Gracias a la ayuda de un profesor amigo, el tímido muchacho empieza a explotar su potencial sexual, llegando a convertirse en un sex symbol. Y ya todos nos imaginamos quién es el principal objetivo de sus afectos... Amigos, conocidos, familiares, compañeros de trabajo… cualquiera puede ser parte de una relación que comienza con un “no” y termina con “pateo al otro para quedarme contigo”. Terreno fértil para armar una trama atrapante y sexy, el Netori es básico, pero muy interesante. Para quienes andan con ganas de ver algún que otro título que trate del tema, les dejamos tres recomendaciones:

Kousuke Shinba es un muchachito tímido, con cara de bueno, que lleva una vida tranquila y sin mujeres. Desconociendo por completo lo que es estar con otro ser vivo, su padre decide que ya es hora que su hijo despierte y le presenta a Madoka Kototsuki. Comprometido en matrimonio y obligado a vivir con ella, Kousuke tendrá que compartir sus días con su futura señora, a la vez que deberá atender las necesidades de otras familiares y vecinas del barrio. ¡Pobre Kousuke! ¡Tanta preciosidad exigiendo mimos y él no queriendo saber nada! Pero bueno, quien persevera triunfa, y más tarde o más temprano, hasta el más testarudo afloja. Será cuestión de ver ambos episodios para saber cuánto tarda nuestro protagonista en caer en la tentación...

Airi y Marina Akizuki, dos hermanitas adolescentes, se ven en la terrible situación de convivir con su nuevo padrastro, Kouzou Akizuki. A primera vista un amigable hombre, en el fondo es un sexópata empedernido que llega al punto de crear un aerosol afrodisiaco en pos de tener relaciones con sus hijastras. Insaciable, Kouzou no se limitará a sus familiares, sino que irá en busca de nuevas víctimas que caigan rendidas a los encantos de su invento. Ok, este hombre no convence, sino que utiliza un medio químico para lograr lo que quiere… pero, si lo vemos como algo que al principio las chicas no querían hacer pero que finalmente terminan accediendo, digamos que es una especie muy original de Netori. Todo depende del cristal con qué se lo mire, ¿verdad?

Que tu padre se vuelva a casar y que su nueva esposa sea una preciosura, no ayuda para nada a la unión familiar. O ayuda demasiado. Kaito Shiga está obnubilado por su nueva madrastra, tanto que la persigue hasta que logra tener sexo con ella. Sayoko cae en la cuenta que, a pesar de sentir culpa por lo sucedido, no le desagrada para nada pasar tiempo así con su hijastro. ¡A esto se le suma el hecho que Kaito le confiesa a Sayoko que su marido la engaña con alguien más joven! Con motivos de sobra, los dos incestuosos reafirman la relación y los deseos que sienten el uno por el otro. Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón, dicen. E infiel al cual ya le venían poniendo los cuernos, mucho no tiene de qué sentirse culpable. Muy buen ejemplo de historia Netori, Gibo no Toiki nos va mostrando cómo, paso a paso, un tercero se mete en la relación frustrada de otras personas. Y, como ya les habíamos avisado, las cuestiones no solo se limitan a gente fuera del círculo familiar.